Artículo de opinión de Germán Porras Olalla, Ex Secretario General de Turismo de España y
miembro de la Mesa del Turismo de España
Existe un riesgo real, y muy cierto, dados los factores en juego, de que la Organización Mundial del Turismo (OMT) abandone España, que ha sido la sede desde su creación.
No es la primera vez que otros países han aspirado a llegar a ser sede de la OMT, conscientes del valor económico y social del turismo, y del prestigio que supone albergar una Organización que forma parte del sistema de las Naciones Unidas. Sin embargo, nunca la amenaza de que España pierda la sede de la OMT ha sido tan cierta como en los momentos actuales. La razón es que el aspirante, Arabia Saudita, tiene un enorme potencial económico, capaz de influir en muchos miembros de la Organización, y que justifica su iniciativa en el gigantesco programa de desarrollo turístico que está llevando a cabo, siguiendo una estrategia que considera a la actividad turística como el sustituto, a medio plazo, del petróleo como factor fundamental de su economía nacional. Frente a esta estrategia, en España tenemos un Gobierno, alguno de cuyos miembros considera al turismo como un sector económico de escaso valor añadido o como factor de degradación del medio ambiente y contribuyente destacado del cambio climático. Sin duda esta comparación de estrategias va a ser esgrimida en la Asamblea General de la OMT que se va a celebrar a fin de año en Marruecos (Marrakech) y donde se va a tomar la decisión del cambio de sede.
Otro de los motivos que se van a exponer en la Asamblea de Marrakech es la desgana, que se traduce en retraso de años, del Gobierno español en cumplir su promesa con la OMT de habilitarles una nueva sede, más adecuada a las necesidades de la Organización, en el Palacio de Congresos de Madrid, en el Paseo de la Castellana, que lleva sin uso durante más de cuatro años. Este injustificable retraso se debe a las trabas burocráticas, las carencias financieras y la falta de entendimiento entre Departamentos Ministeriales. Sin embargo, esta razón es un mero pretexto, que el Gobierno español debería apresurarse en desmontar, mediante la reiteración del compromiso y el comienzo, con carácter inmediato y urgente, de las obras para la habilitación del Palacio de Congresos de Madrid como nueva sede de la OMT.
Todo parece indicar que la iniciativa de cambio de sede de la OMT ha sorprendido al Gobierno. La cuestión fundamental es si tiene suficiente capacidad de reacción, en la que, a la inmediata respuesta en cuanto a las obras en el Palacio de Congresos, se una la clara definición y la enérgica aplicación de una decida e inteligente acción diplomática con los países miembros de la Organización.
Por ello es clave que el sector turístico, las organizaciones empresariales como el Consejo de Turismo de la CEOE, la Mesa del Turismo (que ya está desarrollando su responsabilidad en este asunto) y EXCELTUR, así como las entidades sectoriales y regionales, como AHECOS, ejerzan un papel activo exigiendo una actuación firme y decidida del Gobierno. También las Comunidades Autónomas tiene su papel que jugar, ya que la pérdida de la sede de la OMT, la única agencia del sistema de las Naciones Unidas que alberga España, sería no solamente un grave golpe para el turismo español y su papel de liderazgo en el turismo mundial, sino también para la imagen país de España.
Quiero, finalmente, agradecer a HOSTELSUR, la petición de este artículo, que se une a los ya publicados tanto en medios de información general como especializados en turismo y que tienen como finalidad alertar al sector turístico y a la opinión pública del riesgo que corre nuestro turismo y nuestro país ante el intento, ya en marcha, de que la OMT abandone su sede en España.
